BODIES THE EXHIBITION MADRID

Es raro que a cualquiera que le digan que qué le apetece hacer en su tiempo libre conteste: “Pues vamos a ver unos cuantos cadáveres hombre”. Pero una es extraña y desde que dejé pasar la oportunidad de ver la Exposición Bodies en Londres me había quedado con la mosca detrás de la oreja.

Allí la cosa llegó con bastante más revuelo, la polémica sobre si los cuerpos habían sido obtenidos de forma legal (son cuerpos de prisioneros chinos) y sobre todo si esta exhibición que se autodefine como arte y educativa era en realidad eso o puro morbo. En España la polémica se centra más en si merece la pena la visita por su desorbitado precio de entrada: ente 15 y 19 Euros. Respuesta que, por cierto, no puedo resolver ya que algunos la disfrutaban durante horas emocionados mientras otros pedían la hoja de reclamaciones a los diez minutos de haber entrado por la puerta.

Para hacernos a la idea la muestra se divide en nueve galerías: Sistema Esquelético, Sistema Nervioso, Sistema Respiratorio, Sistema Circulatorio, Sistema Reproductor, Sistema Urinario y Sistema Integumentario. En cada zona unos mostradores tiene “partes del cuerpo” y textos explicativos sobre las funciones que realiza cada sistema, sus órganos principales y las principales enfermedades que les aquejan. Además figuras de cuerpo entero describen movimientos que resaltan algunos huesos, músculos y funciones propias para ilustrarlo mejor.

La cuestión es que según empiezas a ver las vitrinas surgen las primeras dudas, ¿Eso pegado al hueso que parece carne de pollo cocido y cecina es carne de verdad? Al principio su aspecto te puede hacer pensar que no, y dado que se comienza por los huesos y el número de muestras con piel o músculo es escasa la duda se mantiene hasta llegar al primer cadáver expuesto. Es aquí donde el morbo se apodera del espectador que experimenta repulsión o atractivo animando a pegarse nariz con nariz con el difunto chino que tiene delante suyo. Al no tener cristales los cuerpos se pueden observar, y de hecho se hace, muy de cerca. Más por curiosidad que por conocimientos anatómicos. A veces el cerebro procesa que estás mirando cara a cara a un tipo muerto y te das cuenta de lo dantesco de la imagen vista desde fuera. Mientras a tu alrededor ves como el resto de visitantes luchan contra el deseo de tocar lo que parece jamón cocido y en realidad es un bíceps humano.

Bodies The Exhibition usa el lema de ver es conocer. Sin una audioguía o unos conocimientos anatómicos propios de la carrera de medicina la exposición se convierte en una especie de casa de cera de los horrores y más que ciencia observas, efectivamente, arte, un arte escabroso que coloca 20 cuerpos y 200 partes humanas despellejados y desmembrados en un proceso denominado de conservación polimérica.

En primer lugar se elimina el agua de los tejidos mediante inmersión en acetona. A continuación, se elimina también la acetona en una cámara de vacío. Durante este paso del proceso, conocido como impregnación, los espacios en los tejidos del espécimen, antes rellenos de acetona, se rellenan ahora en su lugar de caucho silicónico líquido. Por último, durante una fase denominada curación, el caucho silicónico se trata con un catalizador y se endurece.

El producto final es un espécimen cauchutado que puede ser examinado fácilmente sin posibilidad alguna de deterioro causado por la descomposición natural que otro modo lo hubiera hecho inadecuado para el estudio o la exhibición pública. Y es por eso que una especie de olor a y conservante te acompaña en toda la exposición.

No me considero una persona especialmente sensible pero a la hora de estar viendo tumores, canceres y demás empecé a darme cuenta de que la exposición tenía algo entre dantesco y terrorífico. Una señora llegó a la parte de reproducción y se mareó. Justo sucedió al mismo tiempo que me encontraba ante un cartel que rezaba:

“Tómese un momento para pensar sobre lo que podrá ver en la próxima sala. En ella se exponen fetos humanos en las diferentes semanas de gestación, si considera que puede impresionarse continué por la sala de la izquierda, si no entre a esta”. Y allí estaba yo, en una encrucijada a lo “Elige tu propia aventura” y obviamente entré y pegando la nariz a los cilindros con líquido que conservaban los “proyectos de seres humanos” es cuando empecé a sentirme tan mal como aquella señora dos salas antes. Pero no era la impresión por tener a escasos centímetros un pequeño punto blanco donde se adivinaban ya las extremidades, era una mezcla de asco por el aire respirado la última hora y la morbosa atracción que un cuerpo inerte como aquellos estaba generando en mí.

En la última sala unas láminas colocadas muy a lo Ice Truck Killer acabaron por convencerme de que la exposición está hecho para educar, enseñar y también para alimentar nuestro gore desconocimiento de nuestra parte carnal.

Para todos aquellos que quieran visitarla estará en el pasaje comercial de Plaza de Colón, antiguo Cine Carlos III, hasta el 13 de julio. Y es aconsejable que si eres sensible estudies la anatomía en un libro y no en esta exposición. Algunas otras consideraciones, por lo que sé y las fotos vistas de la exposición que estaba en el Paseo Marítimo de Barcelona la muestra es sustancialmente diferente, al menos en cuanto a los cadáveres de “cuerpo entero” que se exponían. Y si eres especialmente sicótico con las enfermedades, escrupuloso o hipocondríaco aléjate de las vitrinas ya que en ellas encontrarás una colección de tumores y enfermedades sencillamente alarmante. El caso de los niños es un mundo a parte, a mí como adulto me impresionó mucho la exposición, una visita educativa puede ser interesante pero una autodidacta es francamente desaconsejable.

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