Screen Pollution, la campaña que promueve el uso responsable de pantallas.

 Ya sabéis que siempre hemos sido muy críticos con el uso de pantallas en edades tempranas. A pesar de ser muy tecnológicos y defender un uso consciente de las tecnologías siempre nos hemos ceñido a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y hemos practicado política de pantalla cero antes de los 3 años y vigilancia tutelada y tiempo de exposición controlado desde entonces. Por eso, como muchos de vosotros, cuando vimos el anuncio de la cuna con pantallas al principio pensamos que el mundo se había vuelto loco. Ojo, es muy normal encontrar dispositivos que den estímulos sensoriales a los peques, desde ruido blanco a otros juguetes que sobre estimulan a los pequeños y que en muchas ocasiones no son necesarios ni buenos para el correcto desarrollo del bebé pero ya lo de conectarles la cuna era cruzar una delgada línea roja.


Por suerte tardó poco en salir a la luz que en realidad se trataba de una campaña ideada por MultiÓpticas para concienciar a los padres del uso responsable de la tecnología en menores. La idea era presentar tres productos: una cuna, una trona y un caballito que ayudaban a mantener tranquilos a los peques incluyendo pantallas en ellos y resolviendo sus necesidades. Una campaña que es muy necesaria viendo las increíbles cifras que manejamos donde los peques disponen de sus propias tablets o dispositivos móviles desde edades tan tempranas como los 8 años donde no poseen ni la madurez mental ni física para gestionar su uso responsable. Es más, 4 de cada 10 niños ya pueden manejar sus propios dispositivos de forma autónoma de forma que prácticamente los cría YouTube. Muchos niños no comen si no tienen una televisión puesta o son incapaces de relacionarse con otros si media un dispositivo de por medio. Esta nueva generación de nativos digitales además consiguen manejarse con los dispositivos mejor que los adultos lo que hace que gestionarlo sea aún más complicado.

Lo realmente descabellado de la campaña es que seguramente hubo gente que no compartía la indignación e incluso vio en la cuna de hiper estímulo una idea brillante para que los niños disfrutaran y aprendieran ellos solitos sin molestar mucho. 

El confinamiento

También hemos reconocido que en el confinamiento hemos pecado del uso excesivo de las pantallas. Por salud mental de todos los miembros de la familia, pero también es cierto que planteamos una desconexión en vacaciones que ha significado estar sin pantallas todo el verano exceptuando alguna película de forma esporádica. Hemos salido, hemos disfrutado del aire libre y no ha habido videojuegos ni móvil más allá de algún caso puntual. Las cifras de mayo son abrumadoras y demuestran que las pantallas son la forma más sencilla de lidiar con el estrés o entretener a los peques por encima de dedicar tiempo a juegos, lectura o actividades que requieran ejercicio físico. Es cierto que estas cifras se han disparado en los casos de familias con menos recursos y con las exigencias del colegio que ya requerían ver videos o atender videoconferencias todos los días y teníamos que haber cortado esas tecnologías y exponer su uso sólo para fines académicos pero el hecho es que no lo hicimos, no lo hicimos porque era la forma de poder trabajar, limpiar o sobrevivir en el día a día de los adultos y en muchos casos la única forma de entretener a hijos únicos sin desatender nuestra vida laboral. Ha sido duro pero en el confinamiento he aprendido cosas que no quiero repetir. 

Más de un 86% de los españoles aumentaron el uso de los dispositivos con pantallas llegando a tener tres horas más de media de exposición a las mismas rozando en algunos casos  las 14 horas delante de un ordenador. Los peques han jugado más con los dispositivos llegando a la escalofriante cifra de 4 horas conectados y eso ha derivado en molestias por el uso excesivo de pantallas posturales o de visión. 

Cosas que podemos hacer los padres para mejorar la salud visual de los peques.

Hace nada en Netflix han estrenado el documental El dilema de las redes sociales que habla de las dependencias que crean las redes sociales en general y particularmente en los niños y adolescentes. Es un ejercicio interesante y crítico que te enseñan a ver por qué son tan adictivos para esta sociedad contado en primera persona por magnates de Facebook o Google en primera persona: en el documental terminan con una serie de recomendaciones puestas en boca de psicólogos, especialistas o los propios empresarios de las tecnológicas que les han ayudado a gestionar su adicción y la de los miembros de su familia. casi todas son bastante asequibles y muy interesantes. 

1. Analiza tu propio comportamiento

Muchas veces no somos conscientes de nuestra propia relación con la tecnología y su uso. Consultamos el móvil continuamente, en casa, en el baño, en las esperas o incluso durante las comidas. ¿Cómo vamos a poder poner límites a los peques si su referencia es la de un adulto hiper conectado? 

2. Emplea las herramientas para ver qué uso se hace de las redes

Hay muchas y muy variadas que te pueden ayudar a ver el uso que tienes de la tecnología y que analiza el tiempo que pasas delante de la pantalla e incluso el tiempo que dedicas a cada app. Quizás de esa forma seas más consciente de tu propio uso o puedas enseñar a tus hijos si pasan demasiado tiempo conectados a determinadas aplicaciones con cifras de verdad. Además hay apps que permiten restringir el uso a un número determinado de horas o bloquear el dispositivo en horario escolar o por las noches. Estas son medidas drásticas pero a veces necesarias. Siempre es mejor gestionar y negociar el uso de pantallas. Ante la pregunta de ¿Cuántas horas crees que sería razonable usar el móvil? Los adolescentes suelen dar unas cifras de lo más razonables aunque en la práctica pierdan la noción de lo que  las usan. Si se llega a un consenso no podrán poner pegas cuando lleguen a ese límite. 

3. Cuida la salud de tus ojos.

Esto pasa por posturas adecuadas, ser consciente de que las pantallas dañan la vista y deben ser usadas con descansos periodico. Parpadea y descansa la vista de forma asidua. Aprovecha el sol siempre, deja las pantallas para horas oscuras en invierno. Promueve el uso de protección de filtro de luz azul si usan gafas para que la luz sea menos perjudicial, yo lo llevo en mis gafas y es de lo más cómodo. 

4. Crea entornos sin pantallas. 

Juega, haz deporte, disfruta con tus hijos. Dispón de un día de desconexión para todos los miembros de la familia. Propón alternativas a estar conectado todo el día. Implanta la política de no pantallas en las habitaciones al menos una hora antes de ir a dormir y las comidas sin dispositivos. Ayudará a tu salud ocular pero también a la mental. 

5. Promueve el uso responsable. 

Muchas de las apps de los móviles se instalan a pesar de no tener la edad recomendada para ello. Hasta los 14 años casi todas las redes sociales no están autorizadas. Es decir, TikTok, Instagram o Facebook no deberían estar en los teléfonos. Todos los adolescentes, sin embargo, las tienen desde mucho antes  ejercen una presión brutal sobre sus compañeros. Empatiza y negocia su uso, controla sus redes para vigilar que su uso es seguro, que no sufren acoso o coacciones en ellas y son entornos seguros para disfrutar. La adicción y los efectos sobre los niños que están formando su personalidad pueden ser brutales si no se detectan a tiempo. 


En resumen, campañas como Screen Pollution de MultiÓpticas son muy necesarias para la salud visual y mental de los peques pero también para recordarnos la terrible responsabilidad que tenemos como padres para gestionar los estímulos a los que exponemos a los peques, desde que son casi bebés hasta que se convierten en adultos. Proteger su salud, sus ojos y sus sentimientos son parte fundamental en la crianza del siglo XXI y hay que ser conscientes de que ellos son más listos, pero sobre todo más hábiles en esto de las tecnologías así que no podemos quedarnos atrás. 





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