LA TRISTE VIDA DEL ERASMUS EN EL MONTE

Debo decir que estoy muy decepcionada. No por la compañía, muy grata, todo sea dicho de paso, pero sí con el desaprovechamiento de la beca Orgasmus por parte de los alumnos de ciencias. Parece ser que los muy insensatos se dedican a irse al extranjero, cuidado que esto va a doler en los oídos de los más sensibles, … ¡¡A estudiar!!


Claro, un Erasmus despistado puede acabar en lugares raros como Bratislava o Sebastopol (ya sabéis como me mola este nombre), todo por el afán de irse al extranjero a vivir un años sabático pero lo peor es que algunos creen que se van a Paris y acaban en… Bures. Si, un pequeño pueblecito que tiene una iglesia, una panadería, un bar de viejos, dos riachuelos y alguna residencia

En Bures hay 6000 habitantes según la Wiki, creo que han contado las formas de vida inferiores, es decir, las ardillas y las cucarachas, que esas si que se lo pasan bien ya que la máxima animación que se puede encontrar en la localidad es en la cola de la Boulangerie (panadería para los amigos).

Para los Erasmus locales la mayor diversión consiste en consumir bebidas de alta graduación con cierto olor a lejía y sabor a colonia del Carrefour para ahogar sus penas en el cuarto donde toque realizar la “reunión social del día”, eufemismo para denominar a la cena. Además, posiblemente, hicieron un casting para mandar a los únicos españoles con pareja estable allí. De esta forma la parte promiscua del Erasmus queda suprimida de raíz.

Aunque no os lo creáis esta historia se basa en hechos reales. Y cuando digo que acabamos a la una de la mañana de un sábado hablando sobre cómo matar a ratas de laboratorio es porque es lamentablemente cierto. Si. Muy triste. Mientras algún estudiante de letras a esas alturas estaría haciendo un aquelarre en el bosque con muchos guiris medio desnudos, los de ciencias se dedican a quedar para ver a qué hora ir a la biblioteca al día siguiente. Lo más emocionante de la semana es… atención… wait for it… ¡¡Ir a hacer la colada!!

Las pequeñas cosas cotidianas son aún más amenas: ver como crece el moho por las pareces o meditar sobre la mugre de la cocina. Ocasionalmente la visita de un exterminador o algún chino borracho rompe con la monotonía de los pasillos. Eso sí, gracias a las esporádicas visitas su dieta se basa en el jamón serrano y los productos de la tierra y no tienen que recurrir a la cocina precocinada autóctona.

El problema básico es que salir de Bures es caro. Por eso la economía modesta del estudiante le obliga a quedarse “atrapado” la mayor parte del tiempo allí.

En vista de estos hechos he decidido abrir una cuenta de Ayuda al Erasmus Rancio, en adelante AER, aceptamos todo tipo de donativos, de este modo se les puede mandar alcohol que huela y sepa a alcohol y suficiente pasta como para que compren un abono joven para salir una vez al mes a la civilización. La campaña de navidad se destinará a comprar insecticidas varios a modo de regalo de Reyes Magos para los Erasmus más necesitados y chanclas para la ducha. No descartamos que dentro de poco necesiten algún cargamento de medicamentos para luchar contra hongos y demás enfermedades contagiosas que van a coger, no por prácticas sexuales poco sanas (una lástima), si no por la sustancia verde con vida que crece en la ducha.

Cualquier céntimo será de gran ayuda para los AER. Son cariñosos y lo agradecen mucho.

Recuerda, apadrina a un AER, lo necesitan.

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1 Comentarios

  1. Pero donde os meteis???
    Primero tu en Londres y ahora Bea???? Vaya dos patas pa un banco para atraer cucharachas!!
    2 señoritas refinadas como vosotras!! Endevé la mierda la Sole!

    Fybie

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