Los colegios son las nuevas playas

Quizás la hora que más me emociona del día es la recogida de los churumbeles. De nuevo ruegan puntualidad así que yo, que soy muy obediente llevo un minuto exacto antes de la hora. Espero estoicamente lejos o en el coche a que sea la hora correcta para no juntarme con los padres en la puerta. Tengo la fortuna de ser el primer grupo que entregan pero da lo mismo porque los siguientes ya están allí en primera fila como si fuera a salir del colegio Ricky Martin y no quisieran perderse el autógrafo. 

Podéis llamarme exagerada pero la verdad es que hay cosas de esta nueva normalidad que no acabo de entender. Seguro que todas habéis tenido una reunión en el cole de esas muy tensas con padres alterados super preocupados por la seguridad de sus churumbeles. Miles de preguntas sobre cómo vana a mantener las distancias de seguridad, cómo van a estar seguros en las aulas o los patios, y la pregunta estrella: Cómo van a a organizar las entradas y salidas de los colegios. Y todo esto ¿para qué? Para que luego las familias se apelotonen en la puerta cual borregos y echen a perder cualquier trabajo de planificación del centro... Os cuento.

Supongo que todos sufriréis las delicias de los horarios de entrada escalonados para que no se junten los grupos burbuja. Lo que no os han dicho es que posiblemente el grupo burbuja no es vuestra clase, son todas las líneas de vuestra clase lo cual hace que en la entrada se junten dos, tres, cuatro, cinco (en función del colegio) clases entrando a la vez con sus consiguientes padres. En las reuniones se dieron explicaciones e instrucciones claras. 

1. Dejas al niño y te vas.

Alguien debe indicar que dejar al niño e irse es fundamental porque muchas familias van detrás de su hijo pero se ha establecido la "costumbre" de esperar a que pasen los controles de temperatura. No se trata de indocumentados cruzando Méjico, si vuestro hijo está malo os van a llamar. Si os queréis asegurar podéis cruzar a la acera de enfrente y esperar 5 minutos, no es necesario pegar la cara a las verjas de los colegios como si os hubieran encerrado en un zoo. No es normal y creo que tampoco es higiénico además de ser una falta de respeto para el que viene detrás.

2. Lo recoges a tu hora. 

La cosa es que tengo un rinconcito localizado que no es el mejor ángulo del mundo pero que intento que sea siempre el mismo unto porque con las mascarillas y la muchedumbre es más fácil localizar al peque a su madre (aunque empiezo a pensar que esa idea de una amiga de ponerme un cartel de chofer de aeropuerto puede ser una solución). La cosa es que a pesar de acercarme sólo cuando están entregando niños, siendo mi clase la primera y manteniendo las medidas de seguridad en cuanto te descuidas se te empiezan a colocar estratégicamente al lado, delante o , directamente, subidos a la espalda. 

Es un poco como ir a las 10 a la playa de Benidorm, pones tu sombrilla y cuando sales del baño tienes una familia entera debajo de tu sombra una hora más tarde. 

Tengo un amigo japonés que dice que los españoles no sabemos muy bien eso del espacio personal y que somos muy sobones. Que la distancia recomendable en relaciones sociales debe ser la misma que si extiendes un brazo, vamos que si levanto la mano y doy una vuelta no debería tocar a nadie pero si hago el experimento en la puerta del cole pego una docena de guantás con la mano abierta. Ojo, que creo que lo mismo son bien merecidas y un día me vuelvo muy loca y pruebo. 


Lo que intento decir, una vez esquivadas las colas de las otras puertas, tras cruzar de acera mil veces y saliendo siempre ofuscada de esta experiencia religiosa diaria es que los padres son unos energúmenos incongruentes. Así generalizando. Y que lo de ir al cole me está generando un estrés muy chungo pero nada, que lo importante al final es que los colegios pongan las normas, estar en desacuerdo con la mitad, decir que hay que ser responsables y luego, como siempre, saltárselas desde el primer día. ¡Ole Spain!

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