Instagram mata la infancia

Tengo un álbum de fotos de cuando era pequeña.

Hay una foto al mes durante mis dos primeros años de vida y luego sólo de ocasiones especiales.

Fotos que se están quedando sin color, que adquieren ese tono sepia y añejo. Fotos que recuerdan que pasa el tiempo.

Ahora nuestros niños tienen fotos tamaño cuadrado, con filtros imposibles y caras pixeladas. Un recuerdo digital implasmable en papel fotográfico que perecerán cuando el móvil se caiga al agua o reviente de una caída con una brutal sensación de haber destruido recuerdos imborrables.

Ya se que ahora sacamos más de 1000 fotos al mes, nadie las imprime pero ahí están...

Así qué debo decir, madres del mundo, comprense una cámara. No hace falta una réflex, con una compacta normalista vale. Olvídense del móvil, úsenlo sólo para esos momentos en los que es imprescindible... Y retengan esos momentos con una calidad decente, ¡leñe!

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