Lettering para torpes

El lettering es una interesante disciplina que consiste en hacer autenticas obras de arte del arte de la escritura. Seguro que muchos que nos hemos criado con las cartillas de Rubio pensamos que esto no puede ser posible mientras intentamos adivinar qué hemos escrito en la lista de la compra o cuando caen en nuestras manos los apuntes antiguo de la universidad. En ese momento empiezas a entender que los médicos tienen una letra horrible pero tú también. Pues bien, hay algo hipnótico en ver cómo los maestros del lettering enseñan su arte y hacen que algo como escribir una palabra sea autentica poesía en movimiento. Es una de las grandes virtudes de las redes sociales y de los canales de YouTube y es que cualquier cosa bien hecha acaba siendo objeto de admiración y moviendo masas. 

Os voy a contar un poco cómo ha sido mi acercamiento a esto del lettering. Yo escribo reguleras. No en el ordenador, eso ya lo podéis comprobar vosotros solos, en realidad escribo fatal con un boli o un lápiz. ¡Ojo! Que yo antes tenia una letra la mar de normal, no voy a decir bonita pero al menos posible de leer. Creo que esta generación analógica que ha dado el salto a la tecnología tiene la virtud de borrar de su mente las cosas aprendidas para dejar espacio a los nuevos conocimientos y habilidades. Y digo esto porque también estoy convencida de que las nuevas generaciones jamás serán capaces de escribir bien en papel a pesar de luchar con ellos y obligarles a hacer caligrafías y cargarles de escritura en papel porque han nacido con un iPad debajo del brazo. Pero de eso nos ocuparemos cuando toque. Ahora toca autocrítica de adultos. La cuestión es que hace poco conocí a una persona maravillosa que hace lettering. Dibujos simples y frases inspiradoras, que práctica con la acuarela y que ha conseguido encontrar en esta práctica una paz interior y una calma envidiable. Yo la encuentro a despotricar desde la ventana cuando alguien no recoge la caca de su perro o poniendo comentarios haters en facebook, cada uno lo suyo, las cosas como son. 

Después de seguir un poco su trabajo sucedió una cosa muy loca. En una visita al Lidl estaban de rebajas los brush pen. Yo hace semanas no sabía lo que era un brush pen y ni de lejos hubiera planteado una compra semejante pero oye, después de sus publicaciones vi e esos rotuladores la posibilidad de probar un experiencia nueva.

Los brush pen no son otra cosa que un rotulador que tienen una punta semejante a un pincel lo que hace que con una práctica y destreza puedas hacer trazos de diferente grosor a la hora de crear dibujos o palabras. Muy contenta con a compra y a través de  whatsapp compartí mi nueva adquisición con orgullo a lo que respondió enviándome a un tutorial de YouTube de Happy Letters. La cosa parecía sencilla. Tres videos que no legaban en total a los 15 minutos prometían explicar los conceptos básicos del lettering, también decían que la práctica es lo importante per eso es otra historia diferente. Así que viniéndome arriba decidí comenzar con un experimento: llevar a cabo lo aprendido sin práctica ninguna para enseñar al mundo lo que es hacer lettering por primera vez. 

Existe un sentido del ridículo y una conciencia que dice que antes de ponerte a hacer algo es necesario hacer prácticas. Es más, en la página que me pasaron también hay recursos para practicar trazos, pautas y consejos, todos recursos gratuitos, pero lo que en realidad quería es demostrar que, sin experiencia las cosas salen como salen y que no podemos rendirnos sin intentarlo. 

Pues bien, el resultado fue ... cuestionable. No lo voy a negar pero extrañamente aprendí varias cosas: 

1. El lettering es extrañamente relajante, pausado, medido, tranquilo.

2. Hay cosas muy sencillas que te pueden hacer feliz.

3. No es necesaria una gran inversión para empezar una afición.

4. La práctica puede hacer maravillas.

5. Aprende de los grandes. Mira, estudia, observa y mejorarás. 


Después de mi acercamiento al lettering también voy a confesar que intentaré hacer de vez en cuando algo. Quizás una anotación en una agenda, una nota para el cole, un post it para recordar algo. Y o bueno es que no tengo ninguna presión y además cada vez que me anime a hacerlo será un retazo de paz. Sin presión. Sólo por diversión. La vida debería ser como el lettering: Practicar hasta que salga el trazo perfecto.

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