Soy una mariliendres

 Hoy vengo a confesar que soy una mariliendres de cuidado. Creo que es algo que se veía venir desde hace un tiempo pero es que la cosa se me ha ido de las manos últimamente. los que me conocen mínimamente saben que los realitys y yo no nos llevamos bien, salvando contadas excepciones de programas ideados de forma totalmente tóxica para masacrar a sus participantes. No me interesa mucho que sean talentosos o que les encierren en una casa. Yo lo que soy es carne de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o La isla de las tentaciones. Esto es así. y cuanto más sádico sea el planteamiento más feliz me hace. Por eso no dudo en dar al play a cosas como Insiders y aguantar hasta el final aunque me parezca que todos sus participantes son seres odiosos y despreciables. 

Con estos antecedentes os podéis imaginar que no soy una espectadora normal. Y como persona no normal quiero declarar mi pasión por RuPaul Drag Race. ¡Es una fantasía!

Meten en una sala de trabajo a un grupo de 10-16 drag queens y les hacen pruebas-putada para poner a prueba todas las facetas de su arte. Cosen, diseñan, actúan, cantan... o lo intentan. Y así semana tras semana donde las dos peores interpretan un karaoke mudo al que llaman Lip Sync para salvarse de la expulsión. Así hasta que queda una sola que es coronada como la mejor hasta la siguiente edición del programa. Esto es la versión básica porque después hay más variantes como All Stars con la repesca de las mejores participantes del programa, la edición Canada, Holanda, Uk, Italia... y recientemente España. 

La edición española ha sido una fantasía y además al conocer a muchas (porque ser mariliendres es un trabajo de muchos años) pues acabas cogiendo cariño a todas y luego te sale una vena fan que parecía enterrada. 

Lo que he descubierto es que ser fan en nuestros días es muy caro. Mucho más que en mis tiempos mozos y si además hay que ser fan de algo queer prepara la cartera cariño porque te van a sangrar. Los gays deben ser una clase pudiente muy cotizada. 

En casa suele estar de fondo siempre un señor / señora gritando o poniéndose una peluca. Hemos llegado a un grado en que ver la edición española en familia era necesario. Otro tema es que para evitar spoilers yo lo tuviera que ver dos veces. Si preguntas a mi señor hijo por el programa favorito de su madre responde: El de los chicos que se visten de chicas.

Pero en el fondo no se saltaba uno sólo. Los lunes preguntaba puntualmente si se podía ver (los domingos no que nos caía mal la hora). Y el muchacho ya considera que esto es lo más normal del mundo. Y es que en un país donde la tele se ha llenado de estereotipos que lleguen y se rían de ellos mismos y salgan formatos tan amenos y entretenidos como este es un lujo. 

Así que entono el Mea culpa sin sentimiento de culpa (redundancia necesaria) y reconozco que estoy haciendo aún más rica a RuPaul y de paso a las nacionales que tenemos un "producto interior bruto" que ya quisieran otros países. Mis respetos a los realitys como estos. 

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